martes, 24 de mayo de 2011

Que todo sea un circo...

Si dejamos que todo sea un circo, si nos entregamos constantemente al control de un perverso maestro de ceremonias que va presentando nuestros grotescos ante la gente como si fueran hermosos e interesantes actos pasibles de ovación, si vivimos maniatados por un domador de deseos que como leones luchan contra un látigo que nos golpea donde mas duele, si se ríen constantemente de todo lo que hacemos y decimos cual si fuéramos payasos al servicio de las sonrisas ajenas, si permitimos que el mundo se deslumbre con nuestras ilusiones y expresiones de fatasmagorica magia mientras habilidosos ocultamos, crueles y vergonzosas verdades... ¿por qué tanto afán por lo autentico?
Pregunto, si el show nos gusta al punto de la adicción; si preferimos por siempre dormir entre la hipocresia de lo que no se debe ser, lo que no se debe hacer y lo que no se debe decir; si vivimos enmascarados por siempre sin poder renunciar a nuestros modismos; si no somos sino en función de un pretendemos; si respiramos las mentiras de otros únicamente para que los otros acepten respirar las nuestras... ¿cual es la cuota de real que hay en nuestras realidades?

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