sábado, 24 de diciembre de 2011

Creerme los relatos...

Leo y releo. Una parte de mi no puede creerlo, la otra sonríe socarrona y dolida y piensa para sus adentros y los míos:

¿Nos creías especiales? ¿Nos creías parte? Te la creíste, caíste. ¡Inocente palomita!

"Estamos todos" pero, ¡che! ¡PARÁ! ¿No falta uno?



No. No falta ninguno. Hace tiempo que está ausente. Estuvo ausente mucho antes de que se ausentara su cuerpo, y por eso cuesta tanto entender estas situaciones. Una vez una amiga me contó que alguien le había dicho que, si bien especiales, todos también somos accesorios, somos reemplazables. Cuando abandonamos un camino, nuestro lugar se llena, otro toma el camino que nosotros dejamos libre. Desaparece nuestro caminar en ese sendero y se materializa en otro. Yo me creí la historia, yo me creí esos relatos de fraternidad infinita; pero siempre el mate tuvo mas protagonismo que yo en ese lugar. Por eso a nadie le duelo, por eso nadie me duela. Por eso, y porque han encontrado reemplazos. No son los mismos que yo, pero son los que tienen que estar alli; y yo soy el que tengo que estar aqui. Por mucho tiempo creí ilusionado cosas que no eran. Hoy escribo una historia distinta, aunque no voy a negar que llegado el momento de cruzarme con lo que escriben otros me estremezco un poco por la angustia.
Sin embargo, estoy rodeado, hoy, ayer, durante el año (pasado y los que vendrán) de gente que ha elegido caminar a mi lado sobre el mismo sendero, bailar con la música que propongo, festejar mi salud y yo la de ellos, apoyarnos en todo por el simple hecho de que nos une un lazo, festejar aun mas, ser felices, compartir las tristezas para que pierdan consistencia, entre mil cosas maravillosas que las palabras no logran atrapar.

Agradezco entonces haber retomado el poder para escribir mis propios relatos.

Feliz Navidad, y adios mi querido pasado.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Sorprendeme 2012

Cierro el año con mil preguntas abiertas en análisis. Cierro el año con un entorno modificado. Cierro un año académico de los mejores que he tenido (y de los mejores que se puede tener creo yo). Cierro un año con amistades que jamas se me cruzó por la cabeza que iba a hacer. Cierro un año con una actitud muy distinta a la de siempre. Cierro un año ansioso de emprender los viajes del siguiente. Cierro un año atípico, en el mejor de los sentidos. Cierro un año con cambios impensados. Cierro un año habiendo debilitado personajes con lo que me creí obligado a cargar toda la vida. Cierro un año de luz como ninguno.

Abro un año siguiente con miles de puertas para explorar, muchos recovecos que conocer y ventanas por donde asomarme. Abro un año de interrogantes nuevos. Abro un año académico con éxitos seguros. Abro un año con emoción, con gran felicidad, con ganas de compartir, ganas de estar, ganas de sumergir la cabeza de lleno en lo que importa. Abro un nuevo periodo, de transición a muchas cosas. Abro un nuevo episodio, uno que costó tiempo abrir pero que ya está aquí tocando la puerta tan ansioso como su protagonista. Abro un año para apalear los restos de historias que no son mis historias, sino correlatos. Abro un año de genialidades, de risas (muchas mas que este), de ilusión.
                                                                                                                                   
Tengo muchas llaves, muchas oportunidades y he logrado cerrar las puertas que me retenían en historias que hacia tiempo habían terminado. Digo mas, he logrado elegir cerrar esas puertas, ponerle fin yo mismo a las historias que apuntalaron versiones dañinas de mi.


Por eso, y por todo aquello inatrapable por mis palabras, este año espero sorpresas, mas sorpresas.