domingo, 31 de agosto de 2014

Peu de sens

Una pura imagen, una pura estatua y su pedestal, y los observadores, en el museo... de la vida. Bigotes negros azabache puntiagudos y punzantes que peina a la mañana, intactos cada día. Ballenas de un idioma otro, nómades las islas en que nadan. Va, inventa... todo maquinico, todo igual, con ilusorias variantes que quieren engañar a un oído que es voluntariamente sordo, pero no disminuido, jamás hipoacusico. Lo que quiere, escucha. Lo que quiere, fragmenta. Lo que quiere, muestra. Y lo que no, inventa... pero no crea. No es origen, no oscila mas que silencioso en el deseo, ocultándolo vergonzoso entre lo ruidoso de su exig(t)encia. Pero intenta, porque se engaña, porque le gusta, porque no ve ni siente, porque refresca el candor de un cariño con la temperatura del burlesque que ha de bailar para obnubilar. No se cree su ficción, hace creerla. Y allí va, de palabra en palabra sin decir del todo, de historia en historia sin renovar el cuento, cuadro a cuadro sin colorear distinto. Gusta del gusto a poco que solo se propina.

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