lunes, 29 de noviembre de 2010

No entiendo, te lo juro con el corazón, con el alma. No entiendo. No entiendo de que manera quererte para que me quieras, no entiendo que tengo que hacer para que me dejes ser, para que me dejes respirar. Necesito aire, necesito que tu abrazo no me asfixie, que tu beso no me ahogue, que tu cariño no sofoque.
De alguna manera te las arreglas para que siempre sea yo el equivocado, el enfermo, el malo. Me apuñalan tus comentarios, tus cuestionamientos, tus criticas. Me pregunto, si yo te criticase lo mismo que vos a mi, ¿que dirías al darte cuenta que tengo mas razones para hacerlo que vos?
El corazón, escondido en un rincón en el pecho, te ve llegar y sufre, le agarra taquicardia. En parte porque sabemos lo que se viene, en parte porque siempre hay un factor sorpresa en tus reclamos.

Que rara manera de amarme, que clásica manera de ignorar lo mal que la pasa tu mente estando sola, que común forma de alejarme y evitar que te ame.

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