Es fija que cuando te estas bañando, te van a llamar por teléfono. Fija que cuando llega la parte mas terrorífica de la película, alguien prende la luz. Siempre hay alguien que sabe el chiste que le estas contando, es fija que te cague el chiste cuando estas a la mitad del relato. Siempre está esa foto en tu casa, esa foto que tu vieja guardo y reveló, esa foto humillante, esa en la que te faltaba una de las paletas y sonreíste como nunca; esa en la que estas actuando de algún prócer de vestimentas cartulinadas. La fija es que SIEMPRE hay una fija. Y la fija es, por excelencia, inoportuna.
Las inoportunidades están acá y allá, en todas partes. Pintan nuestra vida de colores chillones que, nosotros los "discretos", preferiríamos en otro tono, uno menos embarazoso. Son remeras del pasado que nos hacían ingenuos, valientes, intrépidos, raros... felices lisa y llanamente. Después de un tiempo el "chillón" no pega con las zapatillas, la ingenuidad no nos da de comer y lo raro, lo alternativo, no combina con los otros, los que nos rodean; y abandonamos la inoportunidad.
Claro que lo hacemos sin notificarla. Por eso vuelve, retorna del pasado como un recuerdo sometido a represión y se cuelga en la puerta de la heladera, o se pone en un retrato en la mesa de adornos del living de tu casa, o aparece mágicamente colgada en la cabecera de la cama.
Por las inoportunidades, fijas recordables :)
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