domingo, 24 de octubre de 2010
No soy mas que mío...
Tu amor me asfixia, es mas fuerte que yo, puede mas. Lo que pasa es que a esta altura dudo que sea amor. Te obsesionaste conmigo y dejaste de amarme. Te dejé de importar por lo que soy y empezó a pesar lo que valgo, lo que cuesto. Podrás decir que cuesto, porque es cierto; cuesta entenderme, cuesta contenerme, cuesta aguantarme, cuesta mi carácter, cuestan mis ironías y la acidez de mis palabras. Podrás decir que valgo, porque sabes que mis acciones valen, porque mis buenas actitudes valen, mi sentido común, mi gran empatía. Podrás decir que cuesto y valgo, pero no cuesto ni valgo. Yo no soy mercancía, lejos estoy de dejarme cosificar. Yo soy persona, alguien a quien no podés tener, poseer, controlar. No puedo impedirte que me celes, no puedo prohibirte me creas tuyo, pero puedo asegurarte que no lo soy. Yo soy mío y de nadie mas. MÍO. Respondo a mi, a mis sueños, a mis decisiones, a mis explicaciones, no respondo a vos. Vos no mandás, y te enloquece. Te enloquece porque querés controlarlo todo, porque querés controlarme por el simple afán de estar en control, de vos mismo tal vez mas que de mí. Te enloquece porque también me admirás, te enloquece como mi independencia es como aceite en tus manos, impidiéndote atraparme, permitiendo resbalarme en tus intentos de tenerme. No podés evitarlo, y a mi me es casi divertido. Pero no te dás cuenta, no lo entendés. Si te lo habré dicho y vos seguís porfiando. No me podés cambiar, no me podés tener, no podés. Yo te amo, no me malentiendas, pero te dejo ser. Yo te amo, pero no te abrazo sin dejarte ir. Te doy libertad, por eso volvés. Yo no se si volvería si llegas a soltarme. No se porque me hacés dudar una y mil veces. No se porque ASÍ, o vos o yo, o sucumbo ante lo que pretendes o doy rienda suelta al ser, a MI ser. Tu amor no me deja respirar, me celás constantemente y no soy tuyo. Lo repito, mil veces si querés. Yo ya no se como decirlo, ya no se si así es la manera. Solo sé que no soy mas que mío. Tus celos, tus manejos, tus jugadas por la espalda, tus traiciones... son todos un claro reflejo de la soledad que vive abrazada a tu corazón, sin soltarlo, sin dejarlo ir; tal como vos a mí. Tal como todos los "vos" de mi vida a mí.
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