sábado, 12 de diciembre de 2015

Yo NO quiero nada

Frase equivocable si las hay. Vale apreciarla un segundo en su complejidad para desentrañar los secretos que esconde a la vista de todos los que al pasar la escuchan y creen que entienden (ni hablar de los que 'entienden' al decirla).
Lo primero a remarcar es que empieza con un 'yo'. Ahi va, el burro por delante pa'que no se espante. El yo, que no sabe de otro mas que de su ombligo y poco ha de importarle otro aunque pretenda que si. Yo, que ama a igualdad y semejanza de lo que dice querer, desconociendo en el tránsito que no sabe. Pedante y egolatra, ciegamente equivocado, se adelanta a ser lo primero en ser enunciado, como si eso fuera garantia de algo.
No. Palabra límite. Palabra demarcatoria. Ella señala, orienta, regula un transito: el imposible. Esto NO, por acá NO... querer, NO. Que ella señale lo prohibido no quita que podamos coquetear con franquearlo, derribarlo, mancillarlo, esquivarlo, desconocerlo o lisa y llanamente... desobedecerlo.
'Quiero' es un verbo complejo de conjugar. Su afirmación en presente no descarta el futuro, a veces lo promete y otras le teme, tiembla al enterarse que la conjugación futura podría no ser perfecta o no ser a secas. Quiero, presente, no puede decirte que no hubo un quise ni que ese esté tan claramente en el pasado, allá con lo olvidado. Bien sabemos que un quiero desmemoriado es un quise queriendo querer de nuevo.
Finalmente 'nada'. Triste lo que queda en el final. Nada. Que, por lo demas, tampoco sabemos qué es. Las cosas mas cercanas a ella son las que comprometen el vacío propio, el limite de todo sentido, el final del camino. Un moño nos ata la garganta y solo queda enmudecer. La nada tal vez sea esa tendencia destructiva que nos habita y nos lleva a los finales de los cuentos.

Para quien escucha otro lugar posible, quien 'NO quiere nada' (aunque lo ignore) querria en principio alguna Otra cosa que rescate su cuento del final funesto. Sin embargo, prefieren varios sordos preservarse en la precaución que hacer un salto al vacío. Y si esa es la decisión, por mas corazón que haya... hay nada.


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