viernes, 12 de julio de 2013
In-coherencias, en coherencias.
Calentar, ilusionar, actuar, enojar, enloquecer, empujar: amar. Amar para quebrar. Quiebres de la atención, quebrarme en tensión, quebrame el corazón. Son las horas, son zorras, sonoras camas masca el monstruo. Tríos, triadas, el 'vos'-'yo'-'otro', el excitante otro, despedazante otro, el peldaño, la red, nuestra cuna, nuestro arrullo es su presencia, nuestra relación es él, no nosotros, jamás nosotros, nunca sin otro. Cuernos. Por los cuernos tomamos cada celo, cada arma, cada disparo. En cada lastimadura, en cada sangrado, en mi tu voz, la eterna silenciosa que irrumpe en los silencios no decididos de los sueños perturbando. Turbados los amores que surjan normales, iguales, nunca distintos, nunca singulares, nunca compartidos. Aturdidos los ojos de quien amó, las manos del que calló, las cuerdas vocales de quien prometió, las piernas del que bancó. Congelado el que en la ignorancia renunció a desear. Será de mí quien de ti salga a convertirse en la palabra dirigida a quien, en su no escucha, algo escucha y decide paupérrimo amarnos a los dos. Será para siempre mío lo que quedo cuando pasó el pasado hasta que duelar los molares de leche llame al juicio a crecer, diciendo lo que no quiero escuchar pero necesito saber. Será para siempre tuyo el alarido que algún día se hizo presencia en lo que no podías decirme y termine por gritarte yo articulando, otra vez, algo que me desbarataba. Barata. Barata por-no gratuita tu entereza para confesarme que estabas tan en falla como yo y no podías ayudarme. Fallado, faltado, amalgamados en una misma botella que guardaba la dulzura que se nos cayó en la avenida y lo novelesco de criar criaturas creadas por una imagen de lo que el amor tiene que ser, tuvo que ser, tendrá que ser, sin llegar jamás a serlo. La realización del símbolo en las bocas de los que dicen que hay se homologa a la imposición del dicho en los efectos del verbo que nadie escucha y se estrella contra la pared ablandada para que no mueran todos mientras lamen y salivan y muerden y lloran y ríen y activan la máquina solitaria de develar lo que nadie quiere que le muestren.
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