domingo, 21 de julio de 2013

El escudo resquebrajándose y alguien que llora... ¿vos o yo?

Entró con total resignación, como quien va a que le corten la cabeza. Sin embargo, los fragmentos que caían eran míos. Me hizo pedazos. Me agarró y en lugar de escudarse en mí... me rompió contra el piso, en mil millones de pedazos. Se hizo responsable y me quitó una tarea que yo me adjudico sin ser mía. Asumió lo que le correspondía, se armó como pudo, me dio un beso, me dijo "Ya está, suerte." y empezó a caminar detrás de ese ante quien había que dar cuentas, explicaciones. Y no le pude dar ni mis cuentas, ni mis explicaciones, ni mi saber. Cayó el escudo de su lugar de intermediario, cayó el paladín protector y mártir. Cayó el héroe, el que salva a todo el mundo, el que pelea con los dragones, cayó el santo. Mientras caía se me llenaron los ojos de lágrimas. ¿Cómo ser otro? ¿Cuál es ese otro ser, ese que ya no está en el medio porque no puede, por más que sepa lo que sepa? ¿Qué otro se puede ser? Si en el medio no, si tercero no, si protector no, si escudo no, si ese no... entonces, ¿cuál?
¿Quien lloraba? ¿El escudo que se rompió, el que surgió de los escombros preguntando cuál era el siguiente paso, el actor, el príncipe, el santo, el intocable, el que no supo que más hacer, el que no supo, el que supo y no pudo más, el que sabe y no puede más...? ¿Quien llora? ¿Por quién? ¿Por quién no pudo salvar (porque no necesitaba salvatajes de ningún superheroe) o por él mismo? ¿Por el ser de quién mariconeamos, si no era el fin de nadie? Sin embargo, fue el principio del fin de alguien que no puede seguir siendo algo para nadie, pero al menos alguno para alguien.

Especial para alguien es mucho pedir, ¿no?

No hay comentarios:

Publicar un comentario