No hace ni mucho ni poco que hacés mella, mucha. Hace poco, no hace tanto, hago en función de la mella. Adentro o afuera, acá o allá, antes o después, vos o yo. Dicotomias, todas tontas. Ni una cosa ni la otra, las dos deconsistiendo. Por eso cuando digo hacés, digo hago. No solo vos pulsas por entrar, yo trato de dejarte. Y entonces: ¿yo te abrí la puerta o vos entraste? Ahí cae la entera idea de la dualidad: en su inutilidad. ¿Que importa, mientras estés, si es adentro o afuera, si es acá o allá, si es antes o fue después, si fuiste vos o soy yo? ¿Que importa?
Cuando deconsiste mi ser para darle paso al tuyo y tu ser deconsiste para ser parte del mio, ¿importa quien es quien?
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