¿Alguna vez pensaste que el tiempo es lo único que puede abarcar todo el espacio? Aquello que puede abarcarlo todo, solo puede hacerlo por un segundo. Triste. ¿Tristeza? Si pudieras abarcarlo todo, aunque sea por un segundo y por solo ese segundo mágico ser todo en todos lados, ¿un segundo no te alcanzaría? Dicen que el que mucho abarca poco aprieta. Y yo quiero apretar mucho, aunque sea a unos pocos, en unos pocos lugares. La completud no es para nosotros, es la ilusión que no acaba, el sueño del que no despertamos, es lo que nos encontraría con algún sentido prefijado de la vida. Gracias a que incompletamente abarcamos algunas cosas por algún tiempo (mayor a un segundo), podemos darle a la vida un único sentido, siempre dispuesto a cambiar: el nuestro.
lunes, 13 de mayo de 2013
sábado, 11 de mayo de 2013
No hace ni mucho ni poco que hacés mella, mucha. Hace poco, no hace tanto, hago en función de la mella. Adentro o afuera, acá o allá, antes o después, vos o yo. Dicotomias, todas tontas. Ni una cosa ni la otra, las dos deconsistiendo. Por eso cuando digo hacés, digo hago. No solo vos pulsas por entrar, yo trato de dejarte. Y entonces: ¿yo te abrí la puerta o vos entraste? Ahí cae la entera idea de la dualidad: en su inutilidad. ¿Que importa, mientras estés, si es adentro o afuera, si es acá o allá, si es antes o fue después, si fuiste vos o soy yo? ¿Que importa?
Cuando deconsiste mi ser para darle paso al tuyo y tu ser deconsiste para ser parte del mio, ¿importa quien es quien?
Cuando deconsiste mi ser para darle paso al tuyo y tu ser deconsiste para ser parte del mio, ¿importa quien es quien?
viernes, 3 de mayo de 2013
Es como...
Llovía, pero no llovía. Era llovizna. La más tierna, la más finita. Miraba para arriba, y veía las gotitas humedecer el lente. Los antebrazos apoyados en la valla de madera de la obra. Respiraba hondo, llenando la panza con aire azul y pensando en una pared pintada de blanco... como en teatro. Me preparaba. No sabía por donde, ni en que momento, asi que mientras escuchaba música.
Cuando apareció fue decepcionante como toda realización. En el segundo en que conseguís lo que querés te desilusionas que ya no lo podés querer mas. Y entonces grita, bien desde adentro, a viva voz: ¿estás seguro? No. No lo estaba. Pensé: ¿no lo puedo querer más? Si no lo puedo querer más, lo querré distinto; pero esto de quererlo me cerraba (mas bien abría). Es como un cosquilleo que no encuentra cuerpo, es como ese movimiento que nace de la total quietud. Es el sentido que se surge cuando las cosas perdieron toda cordura. Es el amor que suple como puede lo que no hay. Relación no hay, pero podemos ensayar una que supla esa ausencia. Y otra vez metido en un ensayo, otra vez metido el actor. ¿Como decir que no se juega el amor si el actor ya salió a jugar? Es como cuando tratamos de separar agua y aceite con las manos. Siempre algo queda. En la separación, en las manos, en la mesa, en el recipiente. Siempre algo queda. A mi me quedaron ganas, que son como motores. Me quedaron ganas que son en mis manos, en mis piernas, que me demandan demandarte. Porque ante todo, uno se para en la demanda. De amor, claro.
Sos como luz... y eso que estaba lloviendo y era tarde.
Cuando apareció fue decepcionante como toda realización. En el segundo en que conseguís lo que querés te desilusionas que ya no lo podés querer mas. Y entonces grita, bien desde adentro, a viva voz: ¿estás seguro? No. No lo estaba. Pensé: ¿no lo puedo querer más? Si no lo puedo querer más, lo querré distinto; pero esto de quererlo me cerraba (mas bien abría). Es como un cosquilleo que no encuentra cuerpo, es como ese movimiento que nace de la total quietud. Es el sentido que se surge cuando las cosas perdieron toda cordura. Es el amor que suple como puede lo que no hay. Relación no hay, pero podemos ensayar una que supla esa ausencia. Y otra vez metido en un ensayo, otra vez metido el actor. ¿Como decir que no se juega el amor si el actor ya salió a jugar? Es como cuando tratamos de separar agua y aceite con las manos. Siempre algo queda. En la separación, en las manos, en la mesa, en el recipiente. Siempre algo queda. A mi me quedaron ganas, que son como motores. Me quedaron ganas que son en mis manos, en mis piernas, que me demandan demandarte. Porque ante todo, uno se para en la demanda. De amor, claro.
Sos como luz... y eso que estaba lloviendo y era tarde.
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