A veces mientras miro a la pantalla me pregunto: ¿tanto cuesta? Sinceramente me lo pregunto, ¿será tan difícil? Conozco gente a la que no se lo tuve que pedir, que lo hicieron poco tiempo después de conocerme, y hay otros que hacen que yo mire una pantalla y me interrogue sobre la dificultad de amarme. ¿Es tan complicado quererme? ¿Mis acciones lo complican tanto?
¿No hay aunque sea un acto completamente desinteresado? Me interrogo sin mirar hacia afuera, me INterrogo, es por dentro la cosa. Por ahí hago tanto que no dejo hacer al otro, esa me la puedo creer. Tal vez me preocupo mucho por dar lo que me piden y no lo que en realidad quieren. De pasada en ese baile me termino de perder yo. Pierdo mi voz en el vos. Teatralizo. Tengo mil personajes distintos, mis mil facetas, nada ni nadie puede sentirse insatisfecho con tantas opciones. Yo sin embargo no encuentro la felicidad en esos personajes, hace mucho que esos personajes tomaron tanto lugar que empezaron a pisotearme y me empujaron a la angustia. No esta tan mal, desde esta angustia los voy desterrando uno por uno. Es mas, le encontré al actor que vive en mi, una casa donde puede desplegarse tres horas por semana y dejar así libre el resto de las horas que son mías, que son mi vida.
Me interrogo, no por cuan poco o mucho pueda amarme alguien sino por cuan fácil o difícil yo se lo hago, y tengo que admitir que la respuesta a mi pregunta es que si. Si, es difícil amarme así y, por mi, no por los otros, voy a cambiar muchos de mis fantasmas, voy a permitirme la angustia y el derrumbe, voy a arrancarme la piel, quedaré en carne viva mirando hacia el vacío en posición horizontal una vez a la semana, para poder luego tomar los pedazos que dejen los años de terapia de mi y armar un mejor sujeto, un sujeto con su goce articulado a sus deseos.
Y mientras tanto, si, será difícil quererme, aunque dejo la cuestión de la imposibilidad depositada en el otro. No puedo hacerme cargo de todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario