martes, 3 de marzo de 2015

¿Sabes como se siente la profunda insatisfacción? Ese sentimiento de nada surcando el cuerpo, ese gusto a poco secando la boca, la angustia enredando la garganta. ¿Conoces el quiebre corporal del encuentro con la posibilidad de ser feliz desperdiciada en un empuje a lo triste? La gelida brisa húmeda de las lágrimas que no ha dejar de reprimir el corazón entre mascaras que sonrien falsamente engañando a la vida. ¿Cómo podría hacerte entender que vale la pena mi pena, que solo es cuestión de tiempo, que no es solo poesía barata y malas decisiones? ¿Me creerías si afirmara con mi vida que detras de todo el decorado se esconde la belleza que has de encender?

¿Cómo convencerte de que mis quejas son parte de la genuina sonrisa que amaga a faltarme? ¿Cómo hacer para invitarte a quedarte sin decírtelo?

¿Cómo se propone amor si por definición (y defecto) no trae garantías consigo?

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